Una de las cosas que me fascinan de las iglesias católicas en Estados Unidos es la posibilidad de tener el servicio de visitar “el Santísimo” las 24 horas y para ésto, se han organizado los voluntarios de ir durante las 24 horas del día (cada hora) y de lunes a domingo para no dejarlo sólo.
Es el mejor tiempo empleado para rezar, meditar, reflexionar, leer la palabra, o algún libro de enseñanza y profundidad. Se respira paz y hay un silencio que habla más que mil palabras… vale la pena vivirlo!