Esta fue una experiencia que pude hacer realidad en mi trabajo anterior en el cual tuve a mi cargo un grupo de recién llegados a este país, Estados Unidos y pude organizarles charlas con profesionales en la materia: psicólogos, motivadores, gente de Bancos, de las escuelas, de la biblioteca pública, de los medios de comunicación local y mi persona.
Fue una actividad diaria que me permitió orientar a muchos que como yo llegamos a este país de oportunidades y no sabemos cuál es el norte, sur, este y oeste; cómo transportarnos, cómo movilizarnos, cómo ayudar a nuestros hijos a hacer las tareas y en otro idioma que es el inglés, cómo sobreponernos a las separaciones familiares, a las costumbres y modo de vida, cómo hacer crédito, cómo abrir una cuenta bancaria, cómo conseguir ayuda para nuestros hijos y familia, cómo buscar trabajo y en fin, aprender todas las bondades que Estados Unidos nos brinda.
Es una tarea que no es fácil y queremos tirar la toalla, pero con paciencia, esfuerzo, sacrificio y buena actitud se va llevando la situación hasta adaptarnos a las nuevas oportunidades y que no se convierta ésto en el “Infierno americano”, “Insomnio americano” o “La Pesadilla sin fin” como se escucha en una forma de broma a vivir aquí.
En mi clase rifé una cita a un salón de belleza vecino del centro donde trabajaba, me regalaron el lavado, corte, secado de pelo y arreglo de cejas. Además, de mi parte llevé unos maquillajes nuevos para obsequiar y luego del cambio en el salón, la maquillé y le tomé fotos del antes y del después… ya verán los resultados.
Una forma de ayudar a subirles el autoestima y a prepararlas para la búsqueda de empleo y de oportunidades en este país. Cuando se está en pruebas la gente se deprime, se estresa y ésto fue una terapia de ayuda. Hay que hacer la diferencia!